Presión
Sanguínea o Tensión Arterial
La presión
sanguínea es la presión existente en los vasos sanguíneos y en el corazón necesaria
para mantener la circulación de la sangre en el organismo y, por tanto, para
suministrar oxígeno a todo el cuerpo.
La presión arterial (presión
sanguínea en las arterias) puede registrarse fácilmente, sin esfuerzo y
de manera indolora, lo que supone una ventaja tanto para los pacientes como
para los médicos. Además la medición de la presión arterial tiene un coste mínimo. Estos factores convierten los
controles de la presión en un método de reconocimiento disponible y aplicable en prácticamente
cualquier lugar. La presión sanguínea se mide en mmHg (milímetros de
mercurio). Los valores de presión arterial normales en los adultos se sitúan aproximadamente en
120/80 mmHg, a partir de 140/90 mmHg se habla de hipertensión arterial. La primera cifra se denomina “valor sistólico”; la segunda
es el “valor diastólico”.
Una red de nervios, hormonas y
estructuras cerebrales se encarga de regular la presión sanguínea. Es
totalmente natural que fluctúe a corto plazo, debido por ejemplo a esfuerzos
físicos, excitación mental, consumo de café u otros factores. Sin embargo, las
oscilaciones continuadas de la presión arterial, en especial la hipertensión constante, han de ser
evaluadas por el médico, puesto que pueden constituir un indicio de ciertas
enfermedades o derivar en patologías graves como el infarto cardiaco o el accidente cerebrovascular.
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Bibliografía
Onmeda, R. (2012). Onmeda.es . Obtenido de
https://www.onmeda.es/sistema_cardiovascular/presion_sanguinea.html
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